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El Principio de Pareto en la Administración. (Temática; Administración de Obras).

La Ley o Principio de Pareto, también conocida como la Regla del 80/20 (ó 20/80), establece que, de forma general y para un amplio número de fenómenos, aproximadamente el 80% de las consecuencias proviene del 20% de las causas.

Vilfredo Federico Pareto (1848-1923)​ fue un ingeniero, sociólogo, economista y filósofo italiano, cuyo Principio o Ley la desarrollo en 1895, tras darse cuenta de que 20 por ciento de la población era dueña de 80 por ciento de la tierra. Esto lo llevó a la conclusión de que toda la actividad económica podía aplicarse a este principio.

En el mundo empresarial, la Ley de Pareto suele cumplirse, por ejemplo, en los campos de ventas y gastos. Así, en muchos casos se podrá comprobar cómo el 80% de las ventas de una empresa proviene de un 20% de sus clientes, o de un 20% de sus productos, o el 80% de sus gastos del 20% de sus proveedores.

También se puede aplicar en logística (controlando el 20% de los productos almacenados puede controlarse el 80% del valor de los productos del almacén), o en ingeniería de software (el 80% de los fallos de un software tiene su origen en un 20% del código de dicho software).

O en más casos:

·         El 20% de los vendedores producen el 80% de las ventas.
·         El 80% de las ventas corresponden a ventas del  20% de los productos.
·         El 80% de los gastos de una empresa se centran en el 20% de las partidas de gastos.
·         El 80% de las quejas de nuestros clientes recaen sobre el 20% de nuestros productos o servicios.
·         El 80% de nuestros nuevos clientes son captados por el 20% de nuestras campañas publicitarias.

Así pues, la Ley de Pareto puede ser de gran utilidad para la gestión empresarial, puesto que identificando el 20% de un factor concreto que produzca el 80% que queremos controlar, es posible conocer dónde es más rentable poner esfuerzos extras para conseguir un mejor resultado.

¿Cómo saber si estamos trabajando en ese 20%?

Lo más importante de la Ley de Pareto y la mejor forma de aprovecharlo, es enfocar esfuerzos y concentración en el 20% de las actividades y situaciones de la vida. Sin embargo, muchas veces no es tan fácil saber si efectivamente nos estamos enfocando en dicho 20%, para lo cual he aquí algunos consejos a tener en cuenta.
Si estás trabajando en tu 20% entonces:

·         Te sientes bien porque estás haciendo lo que te gusta (o lo que siempre has querido hacer) o simplemente sabes que eso contribuye al logro de tus propósitos.
·         Estás realizando tareas en las que puedes retrasarte pero al ser tan esenciales esto no llega a ocurrir.
·         Delegas tareas que no son realmente tan importantes.

De igual manera, si no estás aprovechando tu 20% entonces ocurrirá lo siguiente:

·         Estarás haciendo lo que otras personas quieren que hagas.
·         Estarás haciendo cosas para las que no eres bueno.
·         Estarás haciendo cosas que no te gusta hacer (como ir a trabajar, que por otro lado no contribuye con tus propósitos y objetivos de vida)
·         Estarás haciendo cosas que normalmente tomarán mucho esfuerzo y energía de tu parte.

Con un poco de esfuerzo y la aplicación de la Ley de Pareto, podemos ahorrar un montón de energía física y emocional para concentrarnos en cuestiones importantes que realmente enriquezcan nuestra vida.

Finalmente, algo importante a tener en cuenta es que la Ley de Pareto también funciona al revés, de modo inverso. Así como el 20% de tus clientes generan el 80% de tus ingresos, el 80% restantes de tus clientes supondrán tan sólo el 20% de tus ingresos.

El 20% de tus ingresos será el resultado del 80% de tu esfuerzo, por lo que es importante que te replantees la manera como optimizas estas cuestiones para que de esa forma tus esfuerzos disminuyan.

El 80% de las personas te reportan el 20% de beneficios, por lo que ten cuidado con quien te rodeas, y pasa más tiempo con el 20% verdaderamente importante.

Piensa en las cosas que tienes que hacer

Con este principio en mente, cambia la forma en la que haces tus listas de pendientes. Por lo general, estas listas consisten en cosas simples que pueden no ser las más importantes o las que deberías estar haciendo. Tus listas deberían reflejar tus prioridades, tomando en cuenta si el esfuerzo que implican vale la pena.

Para sacar el mayor provecho a este principio que te ayudará a manejar mejor tu tiempo, empieza priorizando lo que necesitas hacer basándote en la cantidad de esfuerzo que implica. Enumera las tareas en una lista del 1 al 10, siendo 1 la que menor esfuerzo requiera. Luego, considera los resultados positivos potenciales de estas cosas. Etiquétalos del 1 al 10, siendo 10 el que tiene mayor impacto.

Con esto descifrado, el siguiente paso es crear un nuevo orden de tareas en tu lista. Divide la cantidad de esfuerzo entre los resultados potenciales. Esto te dará el orden de prioridades que necesitas para administrar tu tiempo de manera más efectiva, aumentando tus resultados. Las tareas que dan mejores resultados con menor esfuerzo, esas son las que deberías terminar primero. Otras requerirán mayor esfuerzo y darán menores resultados, y esas puede posponerse o incluso quitarse de la lista.

Evalúa todas tus actividades y objetivos

Otro enfoque es identificar ese 20 por ciento de tareas que te dan 80 por ciento de tus resultados. Puedes lograrlo respondiendo a estas preguntas:

¿Considero que todas mis tareas y funciones son urgentes?
¿Estoy invirtiendo demasiado tiempo en tareas específicas?
¿Esta tarea me ayuda a lograr mis objetivos?
¿Soy la persona mejor calificada para el trabajo? ¿O debería hacerlo alguien más?

Después de evaluar tus tareas, evalúa tus objetivos. Ponle atención al 20 por ciento de actividades que te ayudarán a lograr tu objetivo.

Por ejemplo, estás dentro de ese 20 por ciento si estás trabajando en actividades que mejoren tu vida o que estén relacionadas a tus planes a largo plazo. También estás dentro del 20 por ciento si estás invirtiendo tiempo haciendo cosas que disfrutas y delegando las tareas para las que no estás capacitado.

Identifica cuándo eres más productivo

Todos tenemos un momento en el que estamos más alerta, concentrados y con energía. Algunos estamos listos para empezar el día desde temprano, otros son más productivos por la noche.

Elimina las distracciones que más te interrumpen

Estamos rodeados de distracciones. Ya sea una notificación, una llamada, las distracciones son inevitables. Para mejorar esta parte se aconseja: llevar un registro de interrupciones para identificar las que más te distraen. Luego revisa la lista y observa qué es lo que más te interrumpe. Si los correos, las llamadas, las notificaciones, las visitas inesperadas o el ruido ambiental son los culpables de tu distracción, encuentra formas de deshacerte de ellos.

Dejar ir los trabajos que te hacen perder tiempo

Existen trabajos o actividades, que absorben mucho tiempo y su remuneración o resultados son muy escasos. Identifica esas actividades y delégalas a un personal menos calificado, posponlas o simplemente deja de hacerlas, concentrándote en las actividades que si te generen beneficios.

En Conclusión la ley de Pareto nos puede servir de referencia para centrarnos en lo que realmente importa, en lo que nos puede dar mayores satisfacciones con menores esfuerzos, sin malgastar energías y recursos en obtener pobres resultados.

Compilado por: Ing. Julio Moncada Castillo

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